Visita técnica penitenciaria Palogordo



Introducción

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 Es poco el conocimiento que se tiene a cerca de la vida en una cárcel, lo que esto conlleva y los cambios que se pueden producir a lo largo del cumplimiento de una sentencia, adicional a esto el contexto en el que la persona paga su condena y el tipo de cárcel en la que se encuentre. En el informe a presentar  lo que se pretende es, en primer lugar identificar en el consultante aquellos elementos del modelo cognitivo- conductual para su recuperación, describiendo el cambio que han tenido, y segundo, el rol o papel del psicólogo en una institución penitenciaria y cómo se desarrolla la comunidad terapéutica.

           A modo introductorio la palabra cárcel proviene del latín coercendo que significa restringir o coartar y surge a mitad del siglo XVII como “el espacio segregativo más importante para el tratamiento de las desviaciones, como un instrumento que al tiempo que humanizaba las penas (al sustituir el castigo corporal por la privación de la libertad), se adecuaba a los cambios en el proceso productivo e incorporaba elementos disciplinares para la moralización de las clases subordinadas” (Miquelarena, 1991, p. 02). De este modo es vista como un lugar correctivo donde se busca un cambio de la persona sin necesidad de ser castigada físicamente.

           Sin embargo, es un lugar que restringe la libertad y que impone, más no que elimina  o corrige esas conductas que generan daño a la sociedad; lo cual requiere de un objetivo, ya sea rehabilitador o resocializador que precisa de un tratamiento para el momento en el que la persona cumpla su pena esté preparada para reinsertarse a la sociedad sin reincidir en otros delitos, aquí la importancia de que la institución se encargue de darle un adecuado trato de significación social a sus reclusos.

            Para esto,  la Institución debería ofrecerle al recluso un modelo de resolución de conflictos, donde se le brinden habilidades sociales  que le permitan defenderse afuera de la cárcel con efectividad, respetando las normas propuestas socialmente (Álvarez, 2014). De esta manera, es fundamental la ayuda de la Psicología Penitenciaria definida según Soria (como se citó en Álvarez, 2014), como “la rama de la Psicología Jurídica que analiza y aplica procesos de evaluación  y tratamiento de las personas que se hayan bajo custodia penitenciaria. Tomando en cuenta los procesos posteriores de tipo comunitarios destinados a su reinserción social” (p. 05).

             Así pues, dentro de la penitenciaría el Psicólogo se encarga de dar atención social penitenciaria que está encaminada a dar respuesta a las necesidades de los internos durante su tiempo de reclusión, brindándoles herramientas que les permita adaptarse con mayor facilidad al contexto carcelario, generando un bienestar social, fortaleciendo la responsabilidad, y la autonomía. Esto les permite estar en un entorno más humano donde no se pierda la dignidad humana, cumpliendo con los principios éticos del profesional en Psicología, como lo son: beneficencia, autonomía, justicia y la inseparabilidad de los principios (Tarragó, 2008).

Contextualización

            La Penitenciaria -a la cual se asistió- está ubicada en el Km.14 Vía Zapatoca, Vereda Palogordo, en Girón, Santander, es de media y alta seguridad. Para llevar a cabo la construcción de la misma se contó con el presupuesto del Ministerio de Justicia, la Gobernación de Santander y el Fondo de Infraestructura Carcelaria y su apertura se dio el 4 de Junio del 2002 (INPEC, s.f).

            Su planta física es una réplica del modelo de cárcel estadounidense, lo cual permite que haya una mayor seguridad. Tiene en promedio 1.800 reclusos y está integrada por áreas comunes, sociales, de salud, trabajo y enseñanza; cuenta con tres patios de visita los fines de semana para la visita de familiares, las cuales se permiten cada 15 días, y zonas especiales para visitas conyugales que son una vez cada mes. Los pabellones son 10 en total, estos están divididos de acuerdo al delito que haya cometido el recluso o a su ciudad de procedencia. No se permite la entrada de ningún elemento, solo del documento de identidad o cédula de ciudadanía; se ingresa por dos entradas de seguridad en las que se realizan requisas para comprobar que no haya ingreso de ningún tipo de objetos o drogas (INPEC, s.f).

            Se ingresó al pabellón 1, que se encontraba al otro lado de la entrada, y en el cual está la comunidad terapéutica Fortaleza, donde se presta el Servicio de Atención a Internos con problemas potenciales o reales de uso y abuso de sustancias psicoactivas, ésta comunidad está conformada por 26 integrantes y cuenta con dos psicólogos; cabe resaltar que el ingreso y retiro de la misma es voluntario.

Se entrevistó a la persona D, de la edad de 28 años. Con respecto a su apariencia física, usaba un jean, tenis y una camisa blanca con un tejido que el mismo había realizado junto con sus compañeros de pabellón. Presentaba una buena higiene con respecto a su corte de cabello y uñas, y comentaba que en el pabellón Fortaleza debían tener un buen cuidado físico; mientras se habló con él se pudo escuchar un habla entendible, sin ninguna jerga en específico, mostrándose como una persona muy receptiva, que se abre a escuchar y a ser escuchado.

Comentó que lleva 10 años en la cárcel, ya que ha tenido que pagar varias sentencias, y que antes de entrar al pabellón consumía todo tipo de drogas y las expendía, que era muy problemático, porque se peleaba con todo el mundo y que en ninguna penitenciaria lo querían recibir, no le importaba nada, según él; cabe resaltar que actualmente lleva 2 años sin consumir. Creció en un contexto donde comenta, su barrio era “una olla” y que lo único primordial era la ley del más fuerte, tenía muchos enemigos. Decía que al principio cuando se enteró de que debía pagar otras tres sentencias quería morirse, comentaba que se drogaba mucho y que se autolesionaba, se sentía muy culpable por hacer sufrir a su mamá y por ser el único de sus hermanos que estaba en malos pasos.

Sin embargo, es una persona que quiere salir adelante, quiere ser libre y ser alguien nuevo, pero que tiene miedo de no poder adaptarse a la sociedad ya que es muy diferente estar en la cárcel durante tanto tiempo y luego salir, que aparte de eso tenía enemigos que no habían cambiado como él lo había hecho y que tal vez intentarían hacerle daño, dijo que para él una forma de resolver los problemas era dialogando, era algo que había aprendido en la comunidad terapéutica, diciéndole las cosas a la otra persona de forma educada, y que de hecho en ese mismo pabellón uno de sus compañeros era enemigo suyo, y a pesar de esto le pidió disculpas por todo.

Una de sus mayores motivaciones es su hija de 10 años, está muy orgulloso de ella porque es muy inteligente y va a ser promovida del grado que está a uno superior, mantiene una buena comunicación con ella pero comenta que ya no le gusta que ella lo visite porque en la entrada de la penitenciaria, los visitantes hablan de temas que una niña de 10 años no debería escuchar; por otro lado su mamá también hace parte de sus grandes motivaciones, ya que dice que no la quiere hacer sufrir y a su pareja de igual manera.

Comunidad terapéutica

La comunidad terapéutica se encuentra en el pabellón 1 con el nombre de Fortaleza, presta el Servicio de Atención a Internos con problemas potenciales o reales de uso y abuso de sustancias psicoactivas, y está conformada por 26 integrantes y dos psicólogos, el ingreso a esta es voluntario y su retiro igual.

Su objetivo es brindar servicio a los reclusos por consumo de sustancias psicoactivas e inculcarles una responsabilidad, y su misión es el tratamiento continuo desde la entrada del recluso al pabellón hasta su rehabilitación. Una vez la persona esté rehabilitada y hayan pasado 18 meses sino se convierte en un líder del grupo o muestra interés por ayudar a los demás debe regresar al pabellón donde antes estaba.

Para poder entrar a hacer parte de esta comunidad el recluso debe pasar por una fase de desintoxicación donde los dejan en un lugar aislado durante un mes. Cuando ingresan al pabellón el hermano mayor (integrante con más tiempo en la comunidad, al cual se le da más confianza) es quien le asigna las tareas, de acuerdo al problema que tenga el nuevo integrante le asignan tareas como barrer, lavar los baños o cocinar. Ya que es un lugar libre de drogas, si descubren que uno de sus compañeros está consumiendo lo expulsan de la comunidad.

Por otro lado, en la comunidad los reclusos realizan una serie de actividades, como ejercicio en las mañanas, lo cual les permite mantenerse despejados y mantener una buena salud; también van cambiando de roles por mes, es decir, si un mes cocina uno, el siguiente mes lo hace otro de los integrantes, esto con el fin de que sean más responsables y aprendan a realizar diferentes tareas. Asimismo D comentaba que todos los días usaban una camisa de color diferente y que debían mantener una buena higiene, que se reúnen en círculo y cada uno da su estado de ánimo y entre ellos se dicen que están haciendo mal para que cada uno se corrija.

El manejo que tiene el psicólogo con los reclusos es de total confidencialidad, según lo que comentó el psicólogo, cuando alguno de los reclusos le dice que él es su amigo, él dice que no, que él es un apoyo en ese proceso, más no un amigo, incluso ninguno de los reclusos sabe información personal de él, como donde vive o cuando cumple años, e intenta no involucrarse tan a fondo con ellos, o en aspectos que no le correspondan.

Rol del psicólogo

El rol que cumple el psicólogo en una entidad penitenciaria es de gran importancia, ya que el psicólogo brinda herramientas a los reclusos para adaptarse al contexto en el que se encuentran,  en este caso, la cárcel, y al hecho de estar privados de la libertad. Lo que se busca es que el recluso cambie o modifique esas conductas delictivas que afectan a la sociedad, a modo de que cuando quede en libertad no vuelva a reincidir y pueda reinsertarse de manera adecuada a la sociedad.

Ahora pasando a cómo el recluso se siente con respecto a la ayuda del psicológica que se le ha brindado, D comentaba que antes de ingresar al pabellón fortaleza el psicólogo del lugar -que también es un trabajador del INPEC- le fastidiaba, lo veía como un enemigo ya que igualmente era guardia, sin embargo, después de haber estado encerrado en el calabozo él fue quien lo sacó de ese “hueco” en el que mantenía y lo llevaba al pabellón a caminar un rato; tiempo después empezó a verlo como un apoyo, a quien desde que entraba a la comunidad lo llamaban, y él estaba muy pendiente de ellos, hasta tenerle una gran confianza.

Con la ayuda de los dos psicólogos D tuvo un cambio en su forma de pensar, dejó de ser problemático y empezó a preocuparse por su bienestar; dice que los psicólogos le enseñaron a resolver los problemas por medio de conversaciones asertivas, comunicándose de manera apropiada con los demás, siendo esta una de las herramientas más valiosas que ha aprendido, resolver problemas por medio del diálogo sin llegar a los golpes. Otra de las herramientas que utilizan es llevar un diario, donde escriben cómo se sienten, sus logros del día, que han aprendido, problemáticas con las cuales se hayan encontrado y frases motivadoras.
D comentaba que allá, los psicólogos les daban las herramientas para ayudarse a sí mismos y ellos si quieren las usan, les dan una ayuda pero también deben poner de su parte si quieren estar mejor consigo mismos y con los demás.

Conclusiones

Como se pudo ver a lo largo del informe, el psicólogo juega un papel muy importante en la penitenciaria, ya que su función es darle herramientas a los reclusos para que aprendan a combatir esas dificultades que probablemente los afectan más que todo en ese entorno de encierro, brindándoles un apoyo ya que algunos de ellos las problemáticas que presentan los perjudican tanto a ellos como a sus seres más cercanos haciéndoles daño, pero no saben cómo sobrellevarlas o expresarlas, aquí es donde el psicólogo le da esas herramientas que le permiten adaptarse al entorno en el que se encuentran.

Es admirable el trabajo del psicólogo en una penitenciaria sobretodo en el pabellón Fortaleza, en el que se nota el cambio que han tenido sus integrantes, como han mejorado en diferentes aspectos de su vida y esas ganas de salir adelante; también se pudo observar la reestructuración cognitiva, la modificación de sus esquemas mentales que tenían antes –que llevaban manteniendo probablemente toda su vida- con los que ahora tienen, y se comprueba como el modelo cognitivo- conductual puede funcionar en las penitenciarías, por medio de las tareas que realizan que les permite distraerse, pensar en otros aspectos y mejorar su conducta.

Con respecto al recluso entrevistado, si se mira un antes y un después se ve claramente la reestructuración de su estructura cognitiva que ha tenido, pasando de ser una persona conflictiva, que expendía y consumía drogas, a ser quien es ahora, alguien totalmente diferente y su cambio de pensamiento de querer salir adelante y ser libre. Aquí se pudo ver la técnica del autorregistro (realizar los diarios) les permite saber qué están haciendo mal, qué podrían cambiar y qué están haciendo bien, siendo más conscientes de ello; también el realizar un círculo donde cada uno dice lo que siente les permite ser darse cuenta de cómo se sienten, y las tareas como hacer aseo, estar a cargo de la cocina, o guiar a otros hermanos menores les permite adquirir mayor responsabilidad y ser un ejemplo para los otros.

            Para finalizar, cabe resaltar que fue una experiencia enriquecedora que nos permitió como estudiantes adentrarnos  en un medio que tal vez la mayoría de nosotros nunca había vivido, practicando algunos de los aspectos que hemos aprendido a lo largo de la carrera, y adquiriendo experiencia en esta rama de la psicología que es la psicología jurídica. También pudimos ver la función de un psicólogo en la cárcel y los cambios que se pueden generar gracias a estos, dando a la penitenciaria un aspecto más humano donde lo importante no es solo corregir a los reclusos sino cambiar su forma de ver el mundo acompañándolos en su mejora y brindándoles las herramientas adecuadas para que puedan adaptarse a la sociedad.

Referencias

Álvarez, G. (2014). Psicología penitenciaria: ¿atrapada y sin salida? XIII Jornadas de Investigación de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República, Montevideo. Recuperado de http://cienciassociales.edu.uy/wp-content/uploads/2014/09/Alvarez1.pdf
Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC). (s.f.). EPAMS Girón. Recuperado de http://www.inpec.gov.co/institucion/organizacion/establecimientos-penitenciarios/regional-oriente/epams-giron
Miquelarena, A. (2013). Las cárceles y sus orígenes. Revista Pensamiento Penal, 1-16. Recuperado de http://www.pensamientopenal.com.ar/doctrina/37067-carceles-y-sus-origenes
Tarragó, F. (2008). Ética para psicólogos. Bilbao, España: Desclée De Brouwer.

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